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viernes, 7 de enero de 2011

Agente Tutor

Esta maravilla publicitaria está en el kiosco abandonado del puente de hierro. Cada vez que paso por su lado me hierve la sangre. Viendo por la calle semejante insulto a la dignidad individual me da por pensar y cabrearme. ¿Tutoooor? Joder. Encima la fotito con el niño ¡pero si hasta tiene tintes pederastas! Esto saca de quicio, es el puto colmo de la cara dura, de la desfachatez: no sólo te manipulan, sino que además se ríen de ti, jocosamente, haciendo publicidad de ese control con tu pasta. Cabrones.

Decía Bukowski que el trabajo de los agentes del orden es mantener las cosas como están, si te gusta como están las cosas, todos los policías son buenos, si no te gustan, todos los policías son malos. Síntesis magistral donde las haya. La policía es simplemente el brazo ejecutor. Su trabajo es hacer que se cumplan las leyes que el gobierno (en teoría todos) ha impuesto. Y con algunas leyes podrás estar de acuerdo y con otras no. Harán que pagues la renta, harán que no bebas en la calle, harán que no aparques y harán por protegerte de enemigos ultra-numerarios que llenan las peligrosísimas calles de tu ciudad. Acogiéndose a este último punto, nos han endosado todo lo demás. No dudo de que hay asesinos, violadores, ladrones y pederastas, pero ¿cuantos? ¿Hacen falta tantos agentes del orden para dominar y castigar? ¿Hacen falta tantos para controlar a los que se “atrevan” a cometer el delito, o tan si quiera para infundir el miedo a la minoría que sufra esos instintos? ¿Por qué sube el número de policías en relación a la población y no al número de delincuentes? Estos desmanes del ser humano tanto a nivel temporal de cada individuo (todos reconocemos esas bajas pasiones en cierto grado), como a nivel del número de individuos en una población, son bastante escasos. Además desde las épocas en las que el ser humano vivía en asentamientos mínimos (con unas 30 personas y hace 25.000 años) estaban controlados por el grupo y no existía una autoridad personificada que “ejecutase” el poder, así el poder dependía de la aceptación de todos y no de los que controlasen al “brazo ejecutor”.

Cuando uno acaba gobernando semejante “arma” pronto advierte que su utilización y aceptación depende de su necesidad, hay que crear esa necesidad, hay que intimidar a la población con la posibilidad de caos, de peligro, de que es necesaria para mantener el bienestar. Creo que en cierta medida sería útil tener esta fuerza en nuestro favor, siempre y cuando representase los verdaderos intereses de la población. El problema, al menos para mi, es que nunca he notado que estén a mi favor. Parecen usar toda una parafernalia para convertir una necesidad real en la sociedad (esa defensa) para articular todo un método de escrupuloso control para que cumplas normas que ni sabes como se aprobaron, ni el sentido que tienen o, ni tan si quiera, si son beneficiosas para ti. Menuda mierda más grande.

No sé si le pasará a los demás, pero hace tiempo que no veo a un “policía amigo”. La imagen en la que yo estoy nervioso viendo el cogote del madero mientras me defiende de no sé que peligro es un pequeño sueño (me robaron en la puerta del Eroski). La que me parece más real y cotidiana es ésa en la que tengo al madero de frente, cara a cara, pidiéndome el carnet o el seguro o las botellas o los porros… Hasta cuando lo tengo todo en regla y me considero totalmente en el sistema (esos dignos momentos) si veo un policía no me digo: ¡Bien! Deben de estar buscando algún delincuente y quieren ver si puedo ayudar. Me piden mis datos, esperan con cara de sospecha (ojo, no culpable) y si todo va bien, adiós. ¿A qué delincuentes buscaban? ¿A los violadores, asesinos o pederastas? Más bien, soy yo el que se siente delincuente, soy yo el que hace botelleo, soy yo el va a 140, soy yo el que tiene porros, soy yo el que atenta contra la propiedad intelectual y pirateo, soy yo el que intenta librarse de hacienda… ¡soy yo el delincuente! Equiparado con naturalidad a esos pederastas, violadores y asesinos… Soy alguien que por copiar un CD queda penalizado, marcado en nombre de ¿qué? ¿del civismo y de la moral? Alguien que irá a la cárcel por ir a 140 (sólo por la probabilidad de producir más muertes, no por la certeza que producen los gases tóxicos de mi vehículo), alguien a quien se le pedirá el DNI por estar a las tres de la madrugada hablando en un parque. A este ritmo todos estaremos fuera del sistema, todos seremos o delincuentes o delincuentes potenciales. Y así, sin que nadie pueda estar completamente “limpio” se podrá tener una excusa para encarcelarte cuando representes un verdadero riesgo.

El puto cartelito lo que viene a recordarme es que se me imponen muchas cosas que me parecen superfluas para la verdadera, pacífica, ordenada y feliz vida en sociedad (otra cosa es que sean útiles para el control) y que a verdaderas injusticias como los fraudes financieros, las tramas de poder, el atropello a los derechos humanos, los atentados a la sanidad pública, las guerras imperialistas, el monopolio de la propiedad intelectual y otros asuntos de interés para todos quedan totalmente desterrados de las preocupaciones de la sociedad. La sociedad debe decidir sobre temas sencillos, triviales, pero nunca participar de la toma de decisiones sobre temas de poder, dirección o economía, aún cuando estos vayan en su perjuicio o no les beneficien en absoluto. Y recordándome esta dolorosa injusticia y lo poco que me gusta como están las cosas, encima me ponen al policía, al brazo ejecutor que no piensa, ¡¿de tutor?! diciéndome que aprenda a obedecer y hacer cumplir las normas sin pensar (como un buen policía), invitándome con malicia envenenada a ser el brazo ejecutor y ocultándome astutamente la posibilidad de ser la cabeza pensante… Hijos de puta…






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